vision
los cerrojos sufren cuando me poso
sobre su espalda con mis dos ojos,
chirrian lamentos las clavijas del marco,
al no abrirse la puerta del cuarto
en donde peina las cabezas de dos muñecos,
llenos de satisfacción y deseos.
lloran mis dientes al verte desnuda
y lanza tacos mi lengua,
cuando toras manos pellizcan tu cintura,
ahora, lacrimoso, te contemplo,
en un mar de piernas con olor a desecho.
los muelles gritan, y un coro de voces cantan,
cubro mi boca con mi mano de mordaza,
el suelo relincha y la saliva es amarga,
no es obligación esta condena
pero soy del autodolor el mecenas.
el tumulto se acalla, y en la boca se osan cigarros,
sus mechones son ahora oscuros y mojados,
rumores de despedidas suenan, besos y abrazos,
pero al abrirse la puerta
yo ya estoy huyendo entre los charcos.
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