ya me duele el tequiero
que se nombra como una rutina
aquella que ni come ni deja comer
aquella que te mata cada día,
cada sueño.
pues nos caímos
en el barranco de la monotonía
del siempre igual,
mientras nos cegábamos
sin remedio
con la luz de la oscuridad
del ayer bueno
y el futuro aburrido,
en un presente amargo.
solo puedo decir
que estuvo bien
pero fuimos tontos
locos bailarines
de pistas resbaladizas,
filósofos que no saben
quiénes son, ni quien es el prójimo,
fuimos escalvos el uno del otro
algún instante,
pero no supimos romper las esposas.
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Poeta maldito maldito poeta -